El charol es un material sinónimo de brillo, abundancia y suele dar un aire muy barroco a la decoración, por lo que podemos encontrar en él en contrapunto perfecto a las casas demasiado minimalistas.
Las sillas de charol pueden ser muy elegantes, sobre todo, si adquieren las formas redondeadas y elegantes de los muebles franceses. Además, como tienen tanta presencia podemos usarlas para sentarnos alrededor de la mesa de comedor o para adornar cualquier rincón de la casa a modo de mueble auxiliar.
Las sillas de charol, lo ideal, es que sean en tonos blancos y negros, aunque en algunas revistas las hemos podido ver en fucsia, azul eléctrico o amarillo canario. Estas tonalidades sólo son aptas para las más arriesgadas y transgresoras.
A mí me gustan mucho, pero sólo las usaría en un rincón del dormitorio para dejar la ropa o en el salón junto con muebles blancos o lacas en este color, puesto que tenemos que pensar que las sillas de charol ya llaman mucho la atención.
¿Os gustan las sillas de charol?
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